El mejor restaurante del mundo en 2025 por The World’s 50 Best Restaurants.

En una noche eléctrica en Turín, Italia, el chef Mitsuharu “Micha” Tsumura alzó el premio más codiciado de la gastronomía: Maido fue nombrado el mejor restaurante del mundo en 2025 por The World’s 50 Best Restaurants. Un momento donde la creatividad se convirtió en la llave que permitió a la cocina nikkei peruana brillar con luz propia.
Maido no solo mezcla ingredientes; diseña experiencias. La cocina nikkei, que combina técnicas japonesas con productos peruanos como ajíes, tubérculos, pescados de profundidad y frutas amazónicas, cobra vida en creaciones memorables. No se trata solo de fusionar dos culturas, sino de generar un lenguaje propio, una sintaxis de sabor que emociona, reta y sorprende.

Maido —que significa "bienvenido" en japonés— es mucho más que un restaurante: es un laboratorio de emociones donde cada ingrediente habla. Fundado en 2009 por Mitsuharu Tsumura, un limeño de ascendencia japonesa formado en Osaka, el restaurante fue creado con una misión clara: celebrar la historia compartida entre Japón y Perú, construyendo puentes entre dos herencias culinarias tan distintas como complementarias.
Micha, como lo conocen todos, es un chef que entiende la cocina como identidad. Su formación en administración y cocina, tanto en Estados Unidos como en Japón, le permitió regresar a Lima con una mirada global y una sensibilidad local. Su obsesión por el detalle, su respeto por el producto y su afán por sorprender sin traicionar sus raíces, lo convirtieron en pionero de la cocina nikkei a nivel mundial.
Platos que definen una propuesta
Entre los platos más emblemáticos de Maido se encuentran el "ceviche de pescado blanco con leche de tigre de dashi", que reinterpreta un clásico peruano desde la umami japonesa, y el "nigiri de panca y lengua de res", donde la fusión es audaz y armónica. Otro favorito es el "pescado amazónico en mantequilla de miso y sacha culantro", un homenaje a la biodiversidad del país.
Cada menú degustación es una coreografía de emociones: comienza con bocados frescos, evoluciona en intensidad y termina con notas dulces y reflexivas. No es solo una comida, es una narrativa culinaria que recorre el mapa sensorial del Perú con un trazo nipón.



La noticia fue celebrada en todo el Peru. Desde la presidencia hasta los usuarios comunes en redes sociales, el nombre de Maido se volvió un símbolo de orgullo nacional. La cocina peruana, que ya venía escalando posiciones en el mapa global desde hace dos décadas, alcanza ahora un nuevo cenit.
Este logro también visibiliza a otros grandes exponentes: Kjolle (puesto #9), Mérito (#26) y Mayta (#39). No es casualidad. Es el resultado de una generación de cocineros que apostaron por profesionalizar, estudiar, viajar y luego volver para cocinar con identidad, pero también con criterio global.
Creatividad: motor del éxito
1. Deconstrucción cultural
Maido toma lo japonés y lo peruano y los fragmenta hasta que ambos pierden sus fronteras visibles. Luego los reensambla con armonía. Este proceso no es decorativo, es intelectual. Tsumura analiza los sabores con mente científica y alma poética. ¿El resultado? Un lenguaje nuevo, donde la causa limeña convive con el miso, y el umami se expresa a través del rocoto.
2. Narrativa sensorial
En Maido, el menú degustación es una novela en diez actos. Hay tensión, clímax, reposo y desenlace. Cada plato está concebido para emocionar, para contar una historia. Desde la presentación visual hasta el ritmo en el servicio, todo está coreografiado como una obra de teatro comestible. Comer aquí es vivir una narrativa multisensorial.
3. Innovación constante
Maido no llegó al primer puesto por mantener una fórmula. Su ascenso ha sido el resultado de un perfeccionamiento continuo. Cada año, Tsumura reevalúa el menú, el servicio, la ambientación. Introduce nuevos ingredientes, recupera técnicas ancestrales olvidadas, y se rodea de un equipo joven y diverso que alimenta su capacidad de reinventarse.
4. Creatividad como hospitalidad
En Maido, la creatividad no es un ejercicio egoísta. Es una forma de amar al comensal. Cada plato está pensado para provocar una sonrisa, un silencio, una conversación. La cocina se convierte en un acto de hospitalidad radical, donde cada gesto está cargado de intención.


¿Qué puede aprender el mundo del caso Maido?
- Reimaginar lo local: Los ingredientes de siempre pueden dar lugar a platos extraordinarios si se los mira con otros ojos.
- Diseñar desde la experiencia: La comida no es solo sabor, es relato, es atmósfera, es viaje.
- Crear desde el respeto: La tradición no se rompe, se transforma con criterio y pasión.
- Liderar con humildad: Tsumura siempre reconoce a su equipo, a sus proveedores, a su país. La grandeza empieza por el agradecimiento.
El triunfo de Maido no es solo una medalla; es una declaración: América Latina tiene voz propia en la alta cocina. Una voz mestiza, poderosa, creativa. En un mundo saturado de modas rápidas, Maido nos recuerda que la verdadera innovación nace del alma.
Maido no es solo el mejor restaurante del mundo. Es un manifiesto comestible de lo que podemos ser cuando cocinamos con identidad, valentía y amor. Y esa es una receta que vale la pena replicar.