El auge del Matcha: entre la cultura y el algoritmo

El matcha pasó de ritual ancestral japonés a fenómeno viral en TikTok, pero la explosiva demanda está generando escasez, alza de precios y hasta reventa ilegal.

El auge del Matcha: entre la cultura y el algoritmo
Photo by Jason Leung / Unsplash

El atractivo del matcha no es solo nutricional, sino narrativo. Cada taza cuenta una historia de herencia japonesa, y cada video viral resalta su color verde intenso, perfecto para la cultura visual de las redes. Este contraste con el café lo posicionó como alternativa “más sana”, mientras influencers y marcas lo impulsaban como un símbolo de estilo de vida.

El mercado respondió con cifras contundentes. En 2024 el negocio global del matcha alcanzó los $478,8 millones, y se proyecta que llegará a $762,6 millones en 2030. En Estados Unidos, las ventas crecieron 86% en solo tres años, según NielsenIQ. En otras palabras: el matcha pasó de nicho gourmet a fenómeno masivo en tiempo récord.

a wooden spoon filled with green powder
Photo by Andrea Lacasse / Unsplash

Lo que pocos consumidores saben es que el matcha representa apenas el 7% del total del té producido en Japón. Esto se debe a su proceso único: se obtiene de las hojas Tencha, cultivadas bajo sombra, cosechadas a mano y molidas lentamente en piedra. Es un arte milenario difícil de escalar a la velocidad que exige el mercado.

Además, factores externos complican aún más el panorama: el cambio climático redujo las cosechas, la población agrícola envejece y las tarifas de importación aumentan los costos en países como EE.UU. El resultado: precios en alza —con casos como el de Kioto, donde el valor del Tencha subió un 265% entre 2024 y 2025— y tiempos de espera que pasaron de semanas a meses.


La sombra del mercado paralelo

Cuando la demanda supera la oferta, aparece el terreno fértil para el oportunismo. Así lo demuestran los scalpers del matcha, revendedores que compran grandes volúmenes para revenderlos a precios inflados o, peor aún, con productos de dudosa calidad. Este fenómeno, antes asociado a entradas de conciertos o consolas de videojuegos, ahora también afecta a un ingrediente ancestral.

Marcas tradicionales como Marukyu Koyamaen, con más de 300 años de historia, han publicado listas de revendedores no autorizados para alertar al consumidor. La consecuencia es un mercado inundado de opciones: desde matcha premium certificado hasta polvos verdes de origen incierto que amenazan la confianza del público.


Adaptación y futuro

Para responder a la demanda, algunos agricultores japoneses están cambiando su producción hacia el matcha, mientras que otros países como China, India y Kenia buscan posicionarse como nuevos proveedores. Sin embargo, aumentar la oferta no es tan simple: un árbol de té necesita al menos cinco años para producir hojas aptas, y el verdadero matcha exige técnicas de cultivo especializadas.

Esto abre un dilema: ¿se puede industrializar el matcha sin perder su esencia? Quizás la respuesta esté en la segmentación. Los grados más altos, pensados para la ceremonia, seguirán siendo exclusivos, mientras que nuevas regiones podrán suplir el matcha “cotidiano” para lattes y repostería. Así se podría proteger el valor cultural y al mismo tiempo atender al mercado masivo.

person pouring water into green sauce
Photo by Jason Leung / Unsplash

Más allá del caso puntual, el matcha refleja una lección universal: cuando la moda supera a la tradición, se ponen en riesgo la calidad, la sostenibilidad y la cultura que sostienen un producto. Para las marcas emergentes, esto ofrece aprendizajes clave:

  • Construye autenticidad: un producto no se hace valioso solo por la tendencia, sino por su historia y proceso.
  • Planifica la escalabilidad: no todo puede crecer al ritmo de las redes sociales sin afectar la calidad.
  • Educa al consumidor: informar sobre orígenes, grados y diferencias es esencial para evitar fraudes.
  • Diversifica el origen: abrir nuevos centros de producción puede aliviar la presión, siempre que se mantengan estándares.

El matcha está en el ojo del huracán entre tradición y modernidad. Lo que comenzó como un ritual de contemplación hoy se enfrenta a la lógica del algoritmo y el consumo acelerado. La pregunta es si este ingrediente podrá sostener su prestigio mientras se convierte en fenómeno global.

La verdadera lección no es solo para los amantes del té, sino para cualquier marca: cuando la moda empuja demasiado, el reto es proteger la esencia sin perder la oportunidad. Porque, al final, lo que se juega no es solo un mercado, sino la credibilidad y el alma de un producto.