Nestlé se despide de los colorantes artificiales: ¿una moda o una evolución real?
Nestlé anunció que eliminará los colorantes artificiales en EE.UU. para 2026. Más que una tendencia, es una respuesta a un consumidor exigente y un mercado que premia la transparencia. Analizamos cómo impacta a la industria y qué lecciones deja.

En un movimiento que podría marcar un antes y un después en la industria alimentaria estadounidense, Nestlé USA anunció que eliminará por completo los colorantes sintéticos de su portafolio de alimentos y bebidas para mediados de 2026. Con esta decisión, el gigante se une a otras marcas icónicas como General Mills y Kraft Heinz, que también han prometido deshacerse de estos aditivos en los próximos años.
Pero esta noticia no es solo un golpe de efecto en el marketing. Es el resultado de una presión creciente, tanto del consumidor como de las autoridades, que están empujando a las marcas hacia un futuro más "limpio" y transparente.
El anuncio no surge en el vacío. En abril de 2025, la FDA pidió voluntariamente a la industria que eliminara seis colorantes sintéticos para 2027, anticipando nuevas regulaciones y advertencias sobre su posible impacto en la salud, especialmente en niños. Si bien la eliminación sigue siendo técnicamente opcional, el mensaje fue claro: el futuro pertenece a los ingredientes naturales.
Nestlé no esperó a que la presión se transformara en mandato. Con más del 90% de su portafolio en EE.UU. ya libre de colorantes artificiales, la empresa decidió adelantar su cronograma para completar el proceso antes que sus competidores. General Mills y Kraft Heinz, por ejemplo, planean terminar en 2027.
La respuesta a un consumidor cada vez más exigente
Durante la última década, Nestlé ha estado eliminando gradualmente los aditivos sintéticos. Sin embargo, hoy en día, el consumidor promedio ya no solo busca sabor y precio: exige claridad, origen natural y coherencia entre lo que come y sus valores personales.
“Los consumidores disfrutan de una gran variedad de alimentos y bebidas en su dieta diaria. A medida que evolucionan sus preferencias y necesidades nutricionales, nosotros evolucionamos con ellos”, declaró Marty Thompson, CEO de Nestlé USA.
Este cambio también refleja el avance de movimientos sociales y políticos, como el “Make America Healthy Again Movement” impulsado por el secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr. Algunos estados han comenzado a imponer restricciones locales: West Virginia prohibió siete colorantes alimentarios y Texas exige etiquetas de advertencia cuando se usan ciertos ingredientes.
El reto detrás de la decisión
Eliminar los colorantes sintéticos no es tan simple como suena. Para muchas empresas, los desafíos técnicos incluyen asegurar suficiente abastecimiento de ingredientes naturales, ajustar fórmulas para mantener la estabilidad del producto, controlar el precio y evitar alterar la vida útil.
Además, el consumidor puede reaccionar de forma inesperada: colores menos vibrantes o sabores ligeramente distintos podrían generar rechazo inicial. Aquí entra en juego la capacidad de las marcas para educar al mercado y sostener la transición sin perder la confianza ni la identidad visual.
Más allá de la etiqueta
Este movimiento de Nestlé no es aislado; forma parte de una transformación global en la relación entre las grandes marcas y el consumidor. La tendencia hacia “clean label” (etiquetas limpias) se ha consolidado como uno de los grandes ejes estratégicos para las compañías de gran consumo.
Apostar por ingredientes naturales ya no es solo un atributo de nicho o premium: es un imperativo competitivo para sobrevivir en un mercado cada vez más informado y volátil.
Lecciones para el sector y para emprendedores
La decisión de Nestlé deja en evidencia que la transparencia, la flexibilidad y la anticipación son claves para la sostenibilidad empresarial. Esperar a que la presión regulatoria se convierta en obligación puede ser letal para una marca.
Por otro lado, esta transición es una oportunidad para pequeñas y medianas empresas. Mientras los gigantes se ven obligados a adaptar enormes cadenas de suministro y reformular productos icónicos, las marcas más pequeñas pueden capitalizar su agilidad y autenticidad para conquistar consumidores que buscan productos “de verdad”.
El futuro del color en la industria
Nestlé apuesta por un futuro donde el color sea natural, aunque eso implique sacrificar algo de “brillo” en la góndola. Lo que antes se vendía con un rojo intenso o un amarillo fosforescente, mañana podrá lucir más suave y menos artificial, pero mucho más coherente con la nueva conciencia global.
En definitiva, esta no es solo la historia de una multinacional eliminando aditivos: es el reflejo de un cambio cultural profundo que redefine la forma en que nos relacionamos con la comida y las marcas.